En la cárcel de mujeres, el Papa llamó a cultivar la dignidad y mirar al futuro

En la cárcel de mujeres, el Papa llamó a cultivar la dignidad y mirar al futuro

En el marco de su visita apostólica a Chile, y antes de su encuentro en la Catedral con religiosos, religiosas, consagrados y sacerdotes, el papa Francisco hizo una singular escala: visitó el centro de detención femenino San Joaquín, que se caracteriza por una población fervorosamente católica.

La visita de Francisco al penal de San Joaquín constituyó la primera que un Papa realiza a una cárcel femenina, y su elección no fue azarosa: se trata de una unidad ejemplar en cuanto a conducta y con una fuerte práctica del catolicismo. En esta actividad, el Pontífice estuvo acompañado por la presidenta chilena, Michelle Bachelet, y el arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati.

San Joaquín fue el primer recinto carcelario del país en poseer un “patio católico”, proyecto impulsado por los capellanes de gendarmería. Además de ser utilizado para la celebración de la palabra y de la Eucaristía, los patios facilitan el uso de la cocina y proveen de un sitio con aire libre para las internas. En este caso puntual, el patio se llama “Mandela”, en honor al líder sudafricano.

La cita con el papa Francisco fue a las 16 y más de 600 reclusas aguardaban con entusiasmo la llegada del Santo Padre, quien permaneció allí cerca de 45 minutos.

Al llegar al lugar, el Papa saludó a las reclusas que lo recibieron con fervor, muchas de ellas junto a sus pequeños hijos, que fueron acercados al Pontífice y recibieron su afectuoso saludo.

La hermana Nelly León, de la Fundación “Mujer Levántate”, dio la bienvenida al Papa con un discurso en el que destacó que “hoy estas mujeres representan aquí, junto a usted, los casi 50 mil hombres y mujeres pobres y vulnerables, privados de libertad en Chile. Digo pobre, Santo Padre, porque lamentablemente en Chile se encarcela la pobreza”.

“Santo Padre, desde esta cárcel, tal como lo celebramos cada domingo en nuestra capilla Buen Pastor, testimoniamos la certeza que la vida triunfa sobre la muerte, el bien sobre el mal, la rectitud del corazón a la aridez del egoísmo. Dios está de nuestra parte, de parte de los pobres y marginados de esta tierra; y por eso su presencia; Santo Padre, nos viene a confirmar el camino que hacemos desde la cárcel a la libertad, desde el dolor hacia la alegría”, afirmó.

Finalizado el discurso de la hermana Nelly, las internas brindaron un gran aplauso en adhesión a sus palabras, que representaron el sentir de la comunidad por su visita.

Acto seguido, una de las reclusas, Janet Surita, dio la bienvenida a Francisco en nombre de los hombres y mujeres privados de la libertad, “pero no de sueños y esperanzas”, aclaró, y agradeció al Papa por haber elegido visitarlas.

La interna destacó especialmente el problema de que sus niños crecen “presos” de las malas decisiones de las madres, con sus sueños truncos. “Por la gracia de Dios, nos aferramos a Él y vivimos con esperanza en nuestros corazones”, afirmó, de volver a casa donde las “esperan con ilusiones”.

Además, pidió perdón a la sociedad, especialmente a quienes han herido con sus delitos, y “que Dios tenga misericordia”.

“Creemos en Dios que nos lleva de la mano hacia nuestra libertad”, sostuvo, y pidió especialmente “que en el sistema de justicia se aligeren las penas a las madres menores de edad“.

La cárcel también cuenta con su propio coro, que con una guitarra y un bombo compusieron un himno que le cantarán al Papa en su visita. Más de una decena de las 400 mujeres del recinto entonaron "Un día más de vida, uno menos de condena. Tú visitas mi alegría, pastor con olor a oveja", título que recuerda una frase con la que Francisco ha llamado a los sacerdotes del mundo a acercarse a los más pobres. La letra fue compuesta con los diferentes mensajes que las mujeres desearon expresarle al Santo Padre en este especial encuentro.

Finalmente, Francisco dirigió unas palabras a los presentes: para empezar, agradeció por la canción y por la oportunidad de visitarlas, para “estar más cerca de tantos hermanos nuestros que están privados de la libertad”. Agradeció especialmente a la hermana Nelly de León “por testimoniar que la vida triunfa siempre sobre la muerte”, y a Janet por su valiente pedido de perdón. “Cuánto tenemos que aprender de esa actitud tuya llena de coraje y de humildad”, expresó.

"Gracias por recordarnos esa actitud sin la cual nos deshumanizamos. Todos tenemos que pedir perdón, yo soy el primero", aseguró el Papa, recordando que nos podemos equivocar, pero que “cada día estamos invitados a volver a empezar”.

El Papa destacó que, a pesar de ser muy duro y muy doloroso, “estar privado de la libertad no es lo mismo que estar privado de dignidad. La dignidad no se toca, a nadie, se cuida, se custodia, se acaricia. De ahí que es necesario luchar contra todo tipo de corsé, de etiqueta que diga que no se puede cambiar, o que no vale la pena, o que todo da lo mismo. Queridas hermanas, ¡no! Todo no da lo mismo. Cada esfuerzo que se haga por luchar por un mañana mejor —aunque muchas veces pareciera que cae en saco roto— siempre dará fruto y se verá recompensado.”. Además, advirtió que “la dignidad se contagia”.

"La sociedad tiene la obligación de reinsertarlas a todas. A cada una, con el proceso personal: unas más tiempo, otras menos, pero todas deben ser personas en camino hacia la reinserción. Métanselo en la cabeza y exíjanlo", exhortó Francisco, y animó a mirar hacia el futuro.

“Cárcel católica”
Es tanto el fervor católico que expresan las internas de esta cárcel, que la misa de la Nochebuena pasada fue presidida allí por la mayor autoridad eclesíastica de Chile, el cardenal Ezzati.

Otra de las actividades realizadas en la cárcel de San Joaquín fue la iniciativa de la cineasta Catalina Alarcón. Junto a su equipo organizó en agosto el primer taller de cine documental para mujeres privadas de libertad.

Con la ayuda de unos lentes de realidad aumentada las mujeres pudieron pasear por sus propias casas y barrios. Además, gracias a la grabación en 360 grados, también tuvieron la oportunidad de ver a sus familias.

Quien impulsa la realización de todas estas actividades en San Joaquín es la Hermana Nelly León, capellana de la Pastoral Penitenciaria Católica en este centro penitenciario y creadora de la fundación “Mujer Levántate”, que busca la reinserción de mujeres que han sido privadas de libertad.

De las mujeres que acuden a la Fundación, sólo el 9% ha vuelto a la delinquir. Cifra que contrasta con la de Gendarmería, donde el 45% del total de mujeres que sale, vuelve a la cárcel.+

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