A las 8, el obispo presidió una misa y, por la tarde, los seminaristas animaron el rosario en el interior de la basílica. Durante la Eucaristía, monseñor Mestre agradeció la posibilidad de que la comunidad celebre al Señor en la casa de la Madre de Luján y reflexionó sobre las lecturas del domingo.
“A la luz de la Palabra de Dios debemos, como las vírgenes prudentes, vivir nuestro tiempo con responsabilidad”, señaló. “Nosotros, como ellas, tenemos que estar en donde tenemos que estar según lo que el Señor nos va enseñando. Tenemos la tentación de escapar, porque las pruebas son duras”, aseguró e invitó a reflexionar sobre “qué me estará pidiendo Dios a mí para que viva mi tiempo con responsabilidad”. “Es el primer gran desafío para vivir a partir de esta Palabra de Dios”, explicó.
“Lo segundo –continuó- tener aceite suficiente y, así, cada momento de encuentro con el Señor sea una recarga de nuestras vasijas para llevar nuestra vida adelante y para seguir al Señor”.
Por último, manifestó: “Desde aquí, desde la fe, desde nuestra espiritualidad, abrazamos toda la realidad que dejamos en nuestra diócesis. Qué lindo poder ser como María, intercesores”. “Que seamos capaces de celebrar al Señor pedir la fuerza y la gracia para usar bien nuestro tiempo con responsabilidad, para tener la capacidad de cargar mucho aceite de la fuerza del Señor, por la intercesión de María de Luján. Que seamos capaces de abrazar toda nuestra Iglesia particular de Mar del Plata también y la vida de hermanos que son de otros puntos del país. Que podamos pedir, interceder, suplicar, que la fuerza del Señor acompañe cada una de nuestras realidades”, concluyó monseñor Mestre.
Durante el rosario que se rezó por la tarde en el interior de la basílica, en el marco de los 60 años de la diócesis, monseñor Mestre hizo una oración frente a la tumba del siervo de Dios, cardenal Eduardo Pironio, segundo obispo de Mar del Plata.+
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