El representante papal dejará la sede de Buenos Aires los primeros días de diciembre, tras cinco años en esta delegación diplomática, para asumir sus nuevas funciones de nuncio apostólico en Italia y San Marino.
Admitió que lo sorprendió este nombramiento, dado que consideraba que estaba más cerca del retiro que de esa responsabilidad que viene con yapa, ser el primer nuncio no italiano en ese país.
Monseñor Tscherrig compartió un café y dialogó durante dos horas con los directivos y el personal de AICA, oportunidad en la que destacó el servicio que la agencia presta a la comunicación de la Iglesia y habló de los desafíos que deberán afrontarse de cara al futuro.
El prelado suizo dijo llevarse un grato recuerdo de los obispos y del pueblo argentino, reconoció que ha tomado mate en más de una oportunidad y relató sus vivencias como funcionario diplomático en la tierra del papa Francisco.
En este sentido, contó que la primera vez que oyó hablar de Jorge Bergoglio fue cuando estaba de nuncio en Corea. Allí un grupo de obispos le preguntó por un cardenal latinoamericano –del cual no recordaban el nombre- que era “candidato” al pontificado en el cónclave de 2005, que finalmente eligió a Joseph Ratzinger.
Monseñor Tscherrig, quien llegó a Buenos Aires por mandato del hoy papa emérito Benedicto XVI, aseguró que en estos cinco años de gestión se transformó en el nuncio con más nombramientos de obispos argentinos, alrededor de una treintena y unos veinte cambios de destinos pastorales.
El administrador de AICA, Eduardo Woites, le obsequió al nuncio un CD de tangos y otro de la Misa Criolla en nombre del personal, mientras que el director le entregó una fotografía de su familia numerosa captada el 12 de abril de 2012 en la Nunciatura, al cumplir 60 años de matrimonio.
El nuncio se unió al rezo del Ángelus y se despidió impartiendo la bendición apostólica a los directivos y personal de AICA, y a las familias de todos ellos.+
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