“Levántate, camina, confía, sueña, no caigas en el desánimo”, pidió el Papa a los jóvenes

“Levántate, camina, confía, sueña, no caigas en el desánimo”, pidió el Papa a los jóvenes

Ciudad del Vaticano (AICA): “No te quedes paralizado, levántate, camina, confía, Sueña. Sé constructor de paz y no de odio o división. Ama a tu prójimo, respeta el camino de cada uno, sé compasivo y justo. Sueña con un mundo nuevo”, dijo esta mañana el papa Francisco durante la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro donde se dirigió, esta vez, particularmente a los jóvenes. Siguiendo con el tema de sus catequesis, este miércoles se refirió al tema “educar a la esperanza”.
“No te quedes paralizado, levántate, camina, confía, Sueña. Sé constructor de paz y no de odio o división. Ama a tu prójimo, respeta el camino de cada uno, sé compasivo y justo. Sueña con un mundo nuevo”, dijo esta mañana el papa Francisco durante la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro donde se dirigió, esta vez, particularmente a los jóvenes. Siguiendo con el tema de sus catequesis, este miércoles se refirió al tema “educar a la esperanza”.

Francisco aclaró que “usaré el tú imaginando conversar con un joven o con cualquier persona dispuesta a aprender” y con un lenguaje directo, optimista y motivador animó a los jóvenes a no caer en el desánimo y comprometerse con sus vidas, con la sociedad y con Dios.

“¡Donde Dios te ha plantado, espera! No cedas al desánimo”, exhortó el Papa y añadió: “Recuerda que el enemigo que tienes que derrotar está dentro de ti. Cree firmemente que este mundo es un milagro de Dios, que él nos da la gracia de realizar nuevos prodigios, porque la fe y la esperanza caminan juntas. Confía en Dios Creador, que llevará su creación a cumplimiento definitivo, en el Espíritu Santo que guía todo el bien, en Cristo que nos espera al final de nuestra existencia”.

“Cree firmemente que este mundo es el primer milagro hecho por Dios, y que Dios ha puesto en nuestras manos la gracia de nuevos prodigios. Fe y esperanza permanecen juntos”.

También insistió en la importancia de buscar la verdad y confiar en ella, “confía en Dios Creador, en el Espíritu Santo que lo mueve todo hacia el bien, hacia el abrazo de Cristo que espera a cada hombre hasta el fin de su existencia”.

Además, recordó que “el mundo camina gracias a la mirada de tantos hombres que han abierto sus brazos, que han construido puentes, que han soñado y creído, incluso, cuando han tenido que escuchar palabras de burla a su alrededor”.

“No pienses nunca que la lucha que realizas es completamente inútil”, indicó. “No creas que en el fin de la existencia nos espera el naufragio. Dios no decepciona, ha puesto la esperanza en nuestros corazones y no la quiere eliminar con continuas frustraciones”.

“Allí donde estés, ¡construye! Si te caes, ¡levántate! Si estás sentado, ¡ponte en camino! Si la pereza te paraliza, ¡apártate de ella con las buenas obras! Si te sientes vacío o desmoralizado, pide que el Espíritu Santo vuelva a llenar tu vacío”.

Recordó la necesidad de amar a los demás, “ámalos uno a uno. Respeta el camino de todos, por lineal o caótico que sea, porque cada uno tiene su propia historia que contar. Cada niño que nace es la promesa de una vida que una vez más se muestra más fuerte que la muerte. Cada amor que surge es una potencia de transformación que anhela la felicidad”.

Francisco señaló que “Jesús nos confió una luz que brilla en las tinieblas: defiéndela, protégela. Esa luz única es la riqueza más grande que ha sido confiada a tu vida”.

En otra parte del discurso pidió a los jóvenes que sueñen con un mundo mejor, “un mundo que todavía no se ve, pero que sin duda llegará”. También les pidió que sean responsables con el mundo, con la vida, especialmente con los pobres. “Cada injusticia contra un pobre es una herida abierta, y mancilla tu propia dignidad. La vida no termina con tu existencia, y a este mundo vendrán otras generaciones que sucederán a la tuya y a muchas otras”.

“Vence al miedo”, fue otra de las peticiones del Pontífice. “Pide a Dios el don de la valentía. Recuerda que Jesús venció por nosotros al miedo, nuestro enemigo más grande no puede hacer nada contra nuestra fe. Y cuando te sientas asustado ante cualquier dificultad de la vida, recuerda que no vives solo. En el Bautismo tu vida fue inmersa en el misterio de la Trinidad y por lo tanto perteneces a Jesús”.

No obstante, “si un día te dominase el miedo, o pensases que el mal es demasiado grande para ser desafiado, piensa simplemente que Jesús vive en ti”.

Por último, Francisco también aseguró que no hay que desanimarse por lo errores: “Nada es más humano que cometer errores. Si te equivocas, ¡levántate! Ningún error se debe convertir en una prisión para ti. El Hijo de Dios vino no para lo sanos, sino para los enfermos. Por lo tanto, ha venido también para ti. Y si te equivocas de nuevo en el futuro, no tengas miedo, ¡levántate! Dios es tu amigo”.+

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