Dolor en Catamarca por la muerte de "la costurera" de la Virgen del Valle

San Fernando del Valle de Catamarca (AICA): Rina del Valle Quiroga, consagrada de 92 años de edad, falleció ayer, martes 18 de julio, luego de dedicar más de 15 años a confeccionar la vestimenta de Nuestra Señora del Valle. Los fieles de la diócesis de Catamarca la despedirán con una misa a los pies de la Madre del Valle, en la catedral, hoy a las 11.
La diócesis de Catamarca lamenta la muerte de Rina del Valle Quiroga, consagrada de 92 años de edad, que dedicó más de 15 años a confeccionar la vestimenta de Nuestra Señora del Valle.

“Nos deja el hermoso legado del servicio silencioso”, afirmó el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, sobre la consagrada que, además de realizar la vestimenta de la Madre del Valle, ayudaba con otras tareas en la catedral, como colocando las flores frescas que acompañaban a la imagen, y con la ornamentación y cuidado del santuario, especialmente durante las fiestas patronales.

Tras una grave enfermedad, Quiroga falleció ayer, martes 18 de julio, y sus restos fueron velados en la sala de avenida Belgrano y pasaje Madueño. Hoy, a las 8, sus restos serán llevados a los pies de la imagen de la Virgen del Valle en la catedral basílica, donde a las 11 se celebrará una misa.

En su juventud, Quiroga vivió en Venezuela, donde ejerció la docencia como profesora de Biología. Después, regresó a Buenos Aires para continuar enseñando allí y, al jubilarse, volvió a Catamarca, su tierra natal, donde se dedicó completamente a servir a la Virgen del Valle.

Entre otras tareas diarias con las que colaboraba en el santuario estaban también la limpieza de la urna de la Madre y una tarea en particular muy delicada: el ministerio extraordinario de la comunión, por el cual ayudaba al sacerdote a distribuir la Eucaristía en las misas, “realizado con una devoción conmovedora”, aseguraron.

En 1991 se consagró a la Virgen en una ceremonia presidida por el entonces obispo de Catamarca, monseñor Elmer Osmar Miani. Su consagración no equivalía a los votos de una religiosa de una congregación, pero igualmente muchos le decían “Hermana Rina”.

Su vestimenta blanca con listones celestes fue una característica exterior que hablaba de su vida interior dedicada a la Madre santísima. Una vez, cuando se le preguntó sobre su habilidad para realizar tan hermosos mantos, ella respondió: “La Virgen me ha orientado para que le haga la ropa, yo nunca pensé hacerle un traje para mi Madre. Ella es la perfección que Dios creó y nunca se me ocurrió o pasó por la cabeza esa tarea. Además no sabía bordar, pero tomé coraje y lo hice y lo logré, no sé cómo, porque yo los veo terminados y digo: ‘¿Eso hice yo?’, porque no me acuerdo”.

En 2013, recibió el Homenaje a la Mujer Catamarqueña, en la Casa de Catamarca en Buenos Aires, junto con otras personalidades destacadas de la provincia que aportaron a la cultura desde su lugar.

Mons. Urbanc: “María fue la servidora del Señor, Rina quiso hacer lo mismo, ser servidora”

El obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, manifestó su dolor por la muerte de la consagrada. “No me queda más que expresar nuestra gratitud a Dios por este regalo que nos dio en Rina, por haberla conocido”, expresó. “No me cabe la menor duda de que ella, desde el Cielo, nos va a cuidar a todos”, agregó.

Monseñor Urbanc afirmó: “No tengo más que palabras de admiración por esta mujer que conocí aquí, en Catamarca, al lado de la Virgen”, una mujer que después de haber trabajado en su profesión y jubilada, decidió entregar totalmente su vida a la Madre.

“Amaba entrañablemente a la Virgen, no me cabe la menor duda de que Ella la ha recibido en el Cielo”, aseguró. “Qué mejor premio puede tener que la vida eterna, que ella tanto soñaba y tanto amaba”, agregó.

El prelado contó que mientras la salud se lo permitió, todos los días, Quiroga estuvo en el santuario rezando, haciendo rezar, distribuyendo la Eucaristía en las misas, “siempre con la mirada puesta en Dios, con ese espíritu de querer servir”.

“María fue la servidora del Señor, Rina quiso hacer lo mismo, ser servidora”, puntualizó y continuó: “No buscaba el aplauso, no buscaba los primeros lugares, sino siempre servir. Nos deja un hermoso legado. La vamos a recordar siempre”.

Finalmente, el obispo deseó: “Ojalá que ahora que Rina deja este mundo y va al encuentro de Dios, surjan muchas otras ‘Rinas’ -sean varones, sean mujeres- que puedan ponerse al lado de la santísima Virgen a servir a los peregrinos”.

“El grano de trigo que es Rina ha caído en tierra y tiene que empezar a fructificar. Qué bueno va a ser para nosotros en Catamarca que surjan varones y mujeres que digan: ‘Yo también quiero consagrar enteramente mi vida al servicio de la Virgen, al servicio de la Iglesia, al servicio de los peregrinos, para que se puedan encontrar con el amor y la misericordia de Dios’”, concluyó.+

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