La actividad fue organizada por el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), la Red de Acompañamiento Postaborto Latinoamericana (APAL), el Instituto para el matrimonio y la familia de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) y el Proyecto Esperanza Argentina.
El encuentro sirvió para “revitalizar y fortalecer el intercambio de experiencias, entre los diferentes equipos de acompañamiento postaborto” y “afianzar y actualizar contenidos que nos permitan dar una luz de esperanza en el camino a quien sufre heridas por la pérdida de un hijo antes de nacer”.
“Nos sentimos inmersos y comprometidos en la Iglesia, llamada a ir a todos, que sale al encuentro de las personas heridas y abandonadas, para llevarles la misericordia de Dios. Vivimos este apostolado, para llegar a una de las periferias existenciales, que es la de haber vivido la experiencia del aborto y la soledad y tristeza que esto produce, como expresión de ser ese ‘hospital de campaña’ que nos propone el papa Francisco”, subrayaron los participantes.
Detallaron que durante las jornadas se profundizaron temas tales como “la pastoral postaborto y su integración con otras pastorales”, “la misericordia en el acompañamiento postaborto a la luz de la Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia” y el Magisterio de la Iglesia”, “la formación, preparación y vida espiritual de los agentes de pastoral”, “el acompañamiento postaborto a varones y a mujeres”, “la inserción del mensaje en la sociedad y en los medios de comunicación” y “los lineamientos para la investigación postaborto”.
Los participantes también asistieron al Congreso “Heridas que deshumanizan, miradas que dignifican”, convocado por la UCA, que abordó el tema: “El aborto y sus heridas y el camino para la sanación”.
Para cumplir con su misión pastoral en “un contexto sociocultural adverso de acompañamiento a personas que están sufriendo las secuelas postaborto”, los participantes renovaron su compromiso de “incrementar la formación pastoral de sacerdotes, seminaristas y agentes pastorales en esta área específica” y “favorecer el intercambio de experiencias, que permitan extender en sus diócesis y parroquias esta obra de misericordia”.
“Consideramos que nuestro trabajo pastoral implica buscar y hallar a Dios en el rostro sufriente de aquellos que han padecido por el aborto, asumiendo el llamado de Aparecida de ser discípulos y misioneros del Amor Misericordioso de Dios”, afirmaron.
Asimismo, invitaron a sumarse a este ministerio, siendo “misericordeados para misericordear”.+
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