Mons. Aguer: El periodista y su responsabilidad social

Mons. Aguer: El periodista y su responsabilidad social

La Plata (Buenos Aires) (AICA): El 7 de junio se celebró en la Argentina el Día del Periodista. Con ese motivo el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, aprovechó su espacio editorial en el programa Claves para un Mundo Mejor para saludar a todos los periodistas y efectuar una reflexión sobre la importancia del periodismo en la sociedad contemporánea.
El 7 de junio se celebró en la Argentina el Día del Periodista. Con ese motivo el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, aprovechó su espacio editorial en el programa Claves para un Mundo Mejor para saludar a todos los periodistas y efectuar una reflexión sobre la importancia del periodismo en la sociedad contemporánea.

“Hoy -comenzó diciendo- el periodismo es una profesión académica, para la que hay que prepararse seriamente. Es una carrera universitaria, donde el periodista adquiere una cultura general; por eso, en la actualidad, no es un mero cronista sino que debe adquirir una amplia formación como base de la ocupación concreta que vaya a tener”.

"En la Argentina -aseguró- contamos con excelentes periodistas, que además de su preparación específica, su buena información, son gente respetuosa y que saben interrogar. Y cuando digo que saben interrogar, digo que saben formular una pregunta y dejar que el entrevistado hable y no procurar que el otro le dé la razón siempre a ellos, haciéndolo con insistencia y hasta con impertinencia para luego quedarse con el micrófono. Eso no me parece bien, no se los puede aplaudir por semejante habilidad”.

Sostuvo que “hay muchos periodistas muy buenos; otros que no tienen esa buena imagen, y a algunos les falta algo. ¿Qué cosas creo que pueden faltar? Permítanme enumerar algunas de las cosas necesarias que faltan: a muchos periodistas les falta amor a la verdad, a la exactitud de lo que transmiten, como cuando se trata de comunicar la opinión o los dichos de alguien, lo que siempre hay que hacer con objetividad, con respeto”.

Con referencia a esto monseñor puso como ejemplo el caso del diario “Perfil” del 21 de mayo, donde "un periodista que se oculta bajo las siglas RP, además de llamarme 'el polémico arzobispo de La Plata' (ya estoy acostumbrado a que ese diario lo haga), dice: 'el siempre polémico prelado platense quien a principio de año había dicho que la pedofilia y los femicidios son culpa del divorcio'. Pues bien: ¡Yo nunca dije semejante cosa! ¡Jamás dije eso! Lo que sí habré dicho, y lo sostengo, es que la destrucción de la familia tiene mucho que ver con el femicidio y con la pedofilia. En todo caso la indisolubilidad del matrimonio era un elemento que sostenía a la familia, la hacía sustentable, pero nunca dije eso que dice el periodista que dije. ¿Por qué me atribuye algo así? Y esto pasa con otras personas y otras informaciones. Creo que es una cuestión clave porque es una falta de respeto y una falta a la verdad”.

“También hay periodistas -señaló el prelado platense- que no tienen conciencia de la responsabilidad enorme que la profesión periodística adquirió en la sociedad contemporánea. No se dan cuenta del poder que ejercen y no digo poder en sentido negativo sino como algo positivo. Más que informar, hoy los periodistas forman la mentalidad de mucha gente y eso es una responsabilidad muy delicada, muy cuidadosa. Antes había otras fuentes de información, no existían los medios periodísticos de que hoy disponemos y había otros maestros. Hoy para buena parte de la población los maestros son los periodistas y por eso hay que hacerse cargo de lo que esto significa”.

“Por eso -insistió el arzobispo de La Plata- el periodista siempre debe tener amor a la verdad, una buena preparación académica, seguir estudiando para ser buen periodista, además de ejercer una profesión que es una vocación personal, corresponde respetar no solamente los datos objetivos que se trasmiten sino también a las personas".

"Yo he tenido -expresó- muchas experiencias desagradables con periodistas, pero también he tenido entrevistas altamente gratificantes porque me sentí respetado. Y me permito citar dos nombres: el doctor Nelson Castro y el doctor Eduardo Feinmann, dos periodistas extraordinarios, muy bien preparados, que hacen las preguntas que conviene hacer y dejan hablar y responder al entrevistado. En otros casos no fue así: periodistas de muy inferior calidad y preparación, pero de mayor impertinencia”.

Monseñor Aguer concluyó su reflexión televisiva expresando: “En la actualidad el periodismo debe hacerse cargo de la importancia fundamental del aporte que hacen a nuestra sociedad. Sobre todo en momentos en los que debemos trabajar por la concordia y por la paz social, no podemos estar echando leña al fuego sólo para dar la última noticia y hacerla más espectacular", e invitó a reflexionar mucho sobre un elemento capital de la conciencia periodística: la responsabilidad de remitirse siempre y sólo a la verdad.+

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