Mons. Santiago propuso vivir la Iglesia como misterio de comunión y misión
En una carta pastoral titulada “El espíritu que ha de animarnos”, el prelado hace hincapié en la comunión en la Iglesia diocesana, e insistió en pedir –como lo hizo en la homilía del inicio de su ministerio en esta jurisdicción- que se asuma el desafío “de ser comunidades que sean ambientes donde se cultive una ‘ecología humana’ caracterizada por la recepción cordial, el espíritu de comunión, la sensibilidad con los que más sufren y el espíritu misionero que va a servirlos”.
“Confiando que comunidades así ofrecerán sosiego a tanta gente herida y cansada, y serán como esos espacios verdes que oxigenan a las grandes ciudades, evitando que éstas sean lugares contaminados y contaminantes”, agregó.
El obispo afirmó que comenzó a visitar cada parroquia con la intención de “animar una cultura del encuentro que además de ser un gesto evangélico, responde a los signos de los tiempos, ya que vivimos en ambientes muy confrontativos que a menudo se ponen violentos e inseguros, contaminando la relación humana con el miedo, la desconfianza y el atrincheramiento en el propio círculo cerrado de personas”.
“La amistad y la fraternidad cristiana no se dan de cualquier manera sino que tienen un modo único y original de constituirse: si dos o más, por la acción del Espíritu Santo, a través de la meditación asidua de la Palabra de Dios, intentan imitar el modo de pensar, de sentir y de actuar de Jesús, se encuentran, comienzan a comprenderse, a tener el mismo modo de ver, de sentir y de actuar; el de Jesús, y eso los hace profundamente hermanos”, destacó.
El prelado sostuvo que la oración lleva a la comunión entre los cristianos y reclamó no confundir “estructuras” de comunión con la comunión misma, al advertir que “pueden existir estructuras de comunión: una familia, una comunidad religiosa, una cooperadora escolar u hospitalaria, una parroquia, una comunidad política, en las que, sin embargo, no se ha logrado la comunión”.
Asimismo, recordó que el Papa propone “la espiritualidad de comunión como ‘principio educativo en todos los lugares donde se forman el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen las familias y las comunidades”.
Por último, monseñor Santiago detalló que la diócesis, la parroquia, la familia, la escuela católica y las comunidades religiosas, son lugares “privilegiados” de comunión, e invitó a pedirle a María de Pentecostés, Madre de la Iglesia que ayude a la comunidad diocesana a “ser familia de Dios para que el mundo crea”.+
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