En su carta, el obispo transmitió su alegría por celebrar a este santo, al que calificó como “un sacerdote entregado, generoso”, cuyo ejemplo invita “a ser una Iglesia en salida misionera, buscando a cada hermano en la situación que esté para sanarlo, cuidarlo, anunciarle el amor de Dios manifestado en Jesucristo y devolverle la dignidad de hijo de Dios”.
“Fue un incansable predicador del Evangelio a tiempo y a destiempo y nunca dejó de rezarlo y rumiarlo en el fragor de su actividad y en la soledad de sus últimos años, enfermo y ciego”, recordó monseñor Zurbriggen y le pidió al santo gaucho que contagie a la comunidad “su ardor y su celo misionero”.
El prelado envió un modelo de triduo para ayudar a la preparación de las celebraciones, y concluyó su mensaje pidiendo especial oración por las vocaciones sacerdotales y al diaconado permanente, ya que actualmente la prelatura no cuenta con ningún seminarista. Los diáconos permanentes, por su parte, son fundamentales “para acompañar a las comunidades, especialmente a las más pobres y alejadas, con una presencia más cercana, frecuente y servicial”, reconoció el prelado.+
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