El cardenal Villalba pidió a la Virgen que fortalezca la esperanza de los tucumanos

El cardenal Villalba pidió a la Virgen que fortalezca la esperanza de los tucumanos

San Pedro de Colalao (Tucumán) (AICA): El cardenal Luis Villalba, arzobispo emérito de Tucumán, pidió a la Virgen de Lourdes que fortalezca la esperanza y encienda la caridad, y destacó que “la vida del hombre es una inmensa esperanza. Vivimos esperando”. “Esperamos trabajo para los que no tienen y salarios justos para los que trabajan. Esperamos que los fuertes no abusen de los más débiles. Esperamos que desaparezcan la corrupción, las coimas, las mafias. Esperamos que la justicia triunfe sobre la injusticia. Esperamos que el diálogo prevalezca sobre la intransigencia, que nuestros chicos y jóvenes reciban una educación de excelencia, que el bien común prevalezca sobre los intereses particulares. Esperamos tener un país y una provincia en donde la vida humana sea más digna y respetada”, puntualizó.
El cardenal Luis Villalba, arzobispo emérito de Tucumán, presidió las fiestas patronales en honor de Nuestra Señora de Lourdes, en la villa turística tucumana de San Pedro de Colalao, donde destacó que el lema convocante para esta celebración fue “María Madre de la Esperanza”.

La Eucaristía en el santuario mariano, al que el sábado acudieron miles de peregrinos, fue concelebrada por el presbítero Hugo Noguera, párroco de San Joaquín, en la localidad tucumana de Trancas.

“El mundo tiene necesidad de luz, de sabiduría, de fuerza moral, de paz, de bienestar, de unidad, tiene necesidad de esperanza. Por eso los hombres tienen necesidad de Cristo, que es nuestra esperanza. Para ustedes los que sufren; para ustedes los humildes y los pobres; para ustedes los que lloran; para ustedes que tienen hambre y sed de justicia; para ustedes los que trabajan por un mundo mejor, más justo y solidario; les recuerdo el mensaje de la gran esperanza lanzado por Jesucristo, a través del mundo y de los siglos, con el canto de las Bienaventuranzas”, destacó.

“La esperanza que Jesús enciende en nosotros es que a pesar de la oscuridad del mundo en que vivimos, a pesar de los sufrimientos, de las injusticias, de las depravaciones, es posible una vida nueva, una sociedad nueva. Jesucristo es el fundamento de nuestra esperanza. Vivimos esperando. Esperamos trabajo para los que no tienen y salarios justos para los que trabajan. Esperamos que los fuertes no abusen de los más débiles. Esperamos que desaparezca la corrupción, las coimas. Las mafias. Esperamos que la justicia triunfe sobre la injusticia. Esperamos que el diálogo prevalezca sobre la intransigencia. Esperamos que nuestros chicos y jóvenes reciban una educación de excelencia. Esperamos que el bien común prevalezca sobre los intereses particulares. Esperamos tener un país y una provincia en donde la vida humana sea más digna y respetada”, sostuvo.

El purpurado recordó que “es el Espíritu Santo que nos regala esta esperanza en el Bautismo. Por la esperanza nos disponemos a recibir todo de Dios y, al mismo tiempo, nos comprometemos a trabajar para sembrar el Reino de Dios en este mundo”.

“El cristiano debe irradiar esta esperanza a sus hermanos. La esperanza de haber encontrado al Señor y saber que camina con nosotros y nos ayuda a ir construyendo el Reino de Dios, poniendo en lugar de signos de muerte, como la violencia, la corrupción, la injusticia, la mentira, los signos de vida como la misericordia, la unidad en la sociedad, la reconciliación, la solidaridad. Hoy la Iglesia anuncia la esperanza a todos”, agregó.

“No dejen que la tristeza se apodere de sus espíritus ante las dificultades y adversidades de este mundo difícil. Si hay algo característico del cristiano es, precisamente, la esperanza”, aseguró, y agregó: “El papa Francisco nos dice: ‘No se dejen robar la esperanza”.

El cardenal Villalba llamó a pedir por “nuestra patria y nuestra provincia. Que tengan un lugar en nuestro corazón todos los que sufren en sus cuerpos y en sus almas: los enfermos, los que padecen hambre, los que no tienen trabajo, los chicos de la calle. Pidamos también por las necesidades espirituales: la transmisión de la fe, la santidad de las familias, las vocaciones sacerdotales y religiosas. Y salgamos de esta celebración y volvamos a nuestras casas verdaderamente renovados”.

“Oh María, Madre de Cristo y Madre nuestra, recibe el homenaje de devoción y fidelidad que te presentan los peregrinos que hoy llegan a tu santuario. Ellos quieren confirmar delante de Ti su fe, fortalecer su esperanza y encender su caridad. Te ofrecen, oh Virgen llena de gracia, el compromiso de renovar su vida cristiana, en su pensar, en su actuar coherentemente conforme al Evangelio, en el obrar el bien. Escucha sus oraciones en sus necesidades y concédeles la gracia de Cristo”, concluyó.+

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